lunes, 10 de marzo de 2008

Carta a Fidel

"Año de la Agricultura"Habana
Fidel:
Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos.Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria.Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío.Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos.Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario.He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe.Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios.Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos.Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura.Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse.Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.
Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte!Te abraza con todo fervor revolucionario,
Che
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Ensayos

Cuba, ¿excepción histórica o vanguardia en la lucha contra el colonialismo?
«¿Qué es subdesarrollo? Un enano de cabeza enorme y tórax enchido es "subdesarrollado" en cuanto a que sus débiles piernas o sus cortos brazos no articulan con el resto de su economía, es el producto de un fenómeno teratológico que ha distorsionado su desarrollo. Eso es lo que en realidad somos nosotros, los suavemente llamados "subdesarrollados", en verdad países coloniales, semicoloniales o dependientes. Somos países de economía distorsionada por la acción imperial, que ha desarrollado anormalmente las ramas industriales o agrícolas necesarias para complementar su compleja economía.»Revista Verde Olivo, 9 de abril de 1961
Contra el burocratismo
«El burocratismo, evidentemente, no nace con la sociedad socialista ni es un componente obligado de ella. La burocracia estatal existía en la época de los regímenes burgueses con su cortejo de prebendas y de lacayismo, ya que a la sombra del presupuesto medraba un gran número de aprovechados que constituían la "corte" del político de turno. En una sociedad capitalista, donde todo el aparato del Estado está puesto al servicio de la burguesía, su importancia como órgano dirigente es muy pequeña y lo fundamental resulta hacerlo lo suficientemente permeable como para permitir el tránsito de los aprovechados y lo suficientemente hermético como para apresar en sus mallas al pueblo.»Revista Cuba Socialista, La Habana, febrero de 1963, año 3, no. 18
El socialismo y el hombre en Cuba
«El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.»Marcha, Montevideo, 12 de marzo de 1965
Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental
«Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica. En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.»Tricontinental, Suplemento especial, 16 de abril de 1967.
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viernes, 7 de marzo de 2008

La organización sanitaria de la guerrilla

Uno de los graves problemas que confronta el guerrillero es su indefensión frente a todos los accidentes de la vida que lleva y sobre todo frente a las heridas y enfermedades, muy frecuentes en la guerra de guerrillas. El médico cumple en la guerrilla una función de extraordinaria importancia, no sólo la estricta de salvar vidas, en que muchas veces su intervención científica no cuenta, dados los mínimos recursos de que está dotado, sino también en la tarea de respaldar moralmente al enfermo y de hacerle sentir que junto a él hay una persona dedicada con todos sus esfuerzos a aminorar sus males y la seguridad de que esa persona va a permanecer al lado del herido o enfermo hasta que se cure o pase el peligro.La organización de los hospitales depende mucho del momento histórico de las guerrillas. Se pueden dar tres tipos fundamentales de organizaciones hospitalarias que corresponden a las formas de vida.En este desarrollo histórico tenemos una primera fase nómada. En ella el médico, si es que lo hay, viaja constantemente con sus compañeros, es un hombre más, tendrá muy probablemente que hacer todas las otras funciones del guerrillero, incluso la de pelear, y tendrá sobre sí la fatigosa y a veces desesperante tarea de tratar casos en los cuales se puede salvar una vida con un tratamiento adecuado y no existen los medios para ello. Es la etapa en que el médico tiene más influencia sobre la tropa, más importancia en su moral. En este momento del desarrollo de las guerrillas el médico alcanza a plenitud su característica de verdadero sacerdote que parece llevar para los hombres, en su mochila desprovista, el consuelo necesario. Es incalculable lo que significa para el que está sufriendo, una simple aspirina, dada por la mano amiga de quien siente y hace suyos los sufrimientos. Por eso, el médico de la primera época debe ser una persona totalmente identificada con los ideales de la revolución, pues su prédica prenderá en la tropa con mucho más vigor que la dada por cualquier otro miembro de ella.En el curso de los acontecimientos normales de la guerra de guerrilla, se pasa a otra etapa que podríamos llamar "seminómada". En este momento hay campamentos, frecuentados por lo menos, por la tropa guerrillera; casas amigas de entera confianza donde se pueden guardar objetos e incluso dejar heridos y la tendencia cada vez más marcada de la tropa a sedentarizarse. En este momento la tarea del médico es menos fatigosa, puede tener un equipo quirúrgico de extrema urgencia en su mochila y tener otro más vasto, para operaciones más calmas, en alguna casa amiga. Pueden dejarse los enfermos y heridos al cuidado de los campesinos que, amorosamente, prestarán su auxilio y contar con un mayor número de medicinas guardadas en lugares convenientes, las que deben estar perfectamente catalogadas, o lo mejor catalogadas posible, dentro de las circunstancias en que se vive. En esta misma etapa seminómada, si llega a haber lugares absolutamente inaccesibles, se pueden establecer hospitales o casa-hospitales donde vayan los heridos y enfermos a reponerse.En la tercera etapa, cuando ya hay zonas inconquistables para el enemigo, es cuando se estructura de verdad una organización hospitalaria. En su etapa más perfecta dentro de las posibilidades, puede constar de tres centros de diferentes categorías. Al nivel de la línea de combate, debe haber un médico, el combatiente, el más querido por la tropa, el hombre de batalla, cuyos conocimientos no tienen que ser demasiado profundos; y digo esto porque la labor en aquellos momentos es más que todo de alivio y de preparación del enfermo o herido y la real tarea médica se hará en hospitales más profundamente situados. No debe sacrificarse a un cirujano de calidad en las líneas de fuego.Cuando un hombre cae en la primera línea, algunos camilleros sanitarios, si es posible, dada la organización de la guerrilla, lo llevarán al primer puesto, si no fuera así, los compañeros mismos se encargarán de este trabajo. El transporte de heridos en las zonas escabrosas es uno de los acontecimientos más delicados y uno de los percances más infortunados por el que pueda pasar un soldado. Quizá sea más duro el transporte de cualquier herido, por los sufrimientos mismos del enfermo y para la capacidad de sacrificio de la tropa, que el mismo hecho de la herida, por grave que ella sea. El transporte se puede hacer de muchas formas, de acuerdo con las características del terreno, pero en sitios escabrosos y arbolados, que son los ideales para lucha de guerrillas, hay que caminar de uno en fondo; en esta forma, lo ideal es transportarlo en una larga pértiga, usada como travesaño, colocado el herido en una hamaca que cuelgue de ella.Los hombres, turnándose, llevan el peso, uno adelante y otro atrás, pero rápidamente deben dejar el paso a dos compañeros más, pues los sufrimientos en los hombros son muy grandes y poco a poco se va desgastando el individuo, contando además conque lleva un peso muy considerable y delicado.Cuando el soldado herido, pasa ese primer hospital, va ya con la información de lo que se le ha hecho, a un segundo centro, donde hay cirujanos y especialistas, dentro de las posibilidades de la tropa, en el cual se le hacen todas las operaciones de mayor envergadura que se estime sean convenientes para salvar la vida o asegurar el estado del individuo. Este es el segundo escalón. Después, ya en el plano de tercer escalón, se constituyen hospitales con las mejores comodidades posibles para investigar directamente en las zonas afectadas las causas y los efectos del mal que pueda acosar a los habitantes de la zona. Estos hospitales del tercer grupo, ya correspondientes a una vida sedentaria, no solamente son centros de restablecimiento y de operaciones de no mucha urgencia, sino además establecimientos en conexión con la población civil, en la que ejercen su función orientadora los higienistas. Deben fundarse también dispensarios que permitan una adecuada vigilancia individual. Los hospitales de este tercer grupo podrán tener, de acuerdo con la capacidad de abastecimiento de la organización civil una serie de comodidades que permitan incluso el diagnóstico por laboratorio y la radiografía.Otros individuos útiles son los ayudantes del médico, estos, en general, son jóvenes con alguna vocación y algunos conocimientos, con bastante fortaleza física, que no tienen armas, algunos porque su vocación es esa y la mayoría de las veces porque no hay suficiente número de ellas para todos los brazos que quieran empuñarlas. Estos ayudantes serán los encargados de llevar la mayoría de los medicamentos, alguna camilla o hamaca, de ser posible, dependiendo estos de las circunstancias; tendrán que atender a los heridos en cualquier combate que se produzca.Las medicinas necesarias deben obtenerse a través de contactos con organizaciones de sanidad que estén en la retaguardia del enemigo, aún cuando en algunos casos se pueden conseguir incluso de la organización de la Cruz Roja Internacional, pero no se debe contar con esta posibilidad, y menos en los primeros momentos de lucha. Hay que organizar un aparato que permita traer rápidamente el medicamento necesario en caso de peligro e ir abasteciendo a todos los hospitales de lo necesario para su trabajo, tanto militar como civil. Además, deben hacerse contactos con médicos de las localidades cercanas, capaces de intervenir algunos heridos que no estén al alcance de la capacidad o de los medios con que cuenta el de la guerrilla.Los médicos necesarios para este tipo de guerra son de varias características; el médico combatiente, el compañero de sus hombres, es el tipo de primer momento y sus funciones van finalizando a medida que se va complejizando la acción de la guerrilla y se van estructurando una serie de organismos anexos. Los cirujanos generales, son la mejor adquisición para un ejército de estas características. Si se contara con un anestesista sería mejor, aun cuando casi todas las operaciones sean realizadas más con anestesia gasificada con la base de "largactil" y pentotal sódico, mucho más fácil de administrar y también de conseguir y conservar. Además de los cirujanos generales, son muy útiles los ortopédicos, pues hay cantidad de fracturas provocadas por accidentes en la zona y, también, muy frecuentemente, por balas en los miembros, que producen este tipo de herida. El clínico cumple su función dentro de la masa campesina, pues en general las enfermedades de los ejércitos guerrilleros son de muy fácil diagnóstico, al alcance de cualquiera, y lo más difícil es la corrección de las mismas que se producen por carencias nutricionales.En una etapa mucho más avanzada puede incluso haber laboratoristas, si hubiera buenos hospitales, para hacer ya una tarea completa. Se deben hacer llamados a todos los sectores profesionales cuyos servicios se necesiten, y es muy fácil que respondan a este llamado y vengan a prestar su concurso. Se necesitan profesionales de todas clases, los cirujanos son muy útiles y los dentistas también. Debe llamarse a los dentistas explicando que se incorporen con aparatos de campaña sencillos y un torno, también de campaña, con el que pueden trabajar y hacer prácticamente todos los arreglos necesarios. La Guerra de GuerrillasErnesto «Che» Guevara. Obras. 1957-1967Casa de las Américas. La Habana. 1970. Tomo I. Pp. 109-113
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Tribuna Médica de Cuba 20/18 Enero-junio de 1959

13 de enero de1959.
La verdad es que no traigo ningún discurso escondido, como el que se aparece con el discursito bajo el brazo, declinando el inmerecido honor de ser designado para hablar por no estar preparado, etc. Yo vine aquí a cumplir con mis deberes un poco olvidados de médico, a presentar mis saludos nada más. Sinceramente estoy un poco desacostumbrado, mejor dicho, estoy totalmente desacostumbrado a ocupar la presidencia o el estrado de una reunión de profesionales y creo que si hubiera seguido mi vida por los cauces de la ciencia nunca hubiera llegado aquí. De modo de que todavía los espadones tienen su beligerancia en América, ya que he podido rápidamente llegar aquí a este estrado y decir algunas palabras.Considero, ya para decir algo, que no hay que maravillarse de ninguna manera que un extranjero o de afuera, como dijo el doctor Velasco, venga a luchar por Cuba, porque precisamente en Cuba vivió Martí, y habló y enseñó Martí, cuya aspiración máxima era hacer de toda América una sola. Yo les confieso que nunca me sentí extranjero, ni en Cuba ni en cualquiera de todos los países que he recorrido, he tenido una vida un poco aventurera. Me he sentido guatemalteco en Guatemala, mexicano en México, peruano en Perú, como me siento hoy cubano en Cuba y naturalmente como me siento argentino aquí y en todos los lados, ese es el estrato de mi personalidad, no puedo olvidar el mate y el asado.Lo único es que yo creo, que ya que estamos aquí podemos hablar de algo más importante todavía, del aporte necesario de la clase médica a nuestra revolución, no de lo que ya daba, lo que ya ha dado es reconocido por todo el mundo, quizás haya sido de todas las profesiones la que más aporte de sangre, más aporte de hombres ha dado a la revolución, no recuerdo ninguna de nuestras columnas que no contara con los servicios de algún médico y a veces con más de un médico.En la marcha de la invasión siempre consideraba que uno de los héroes era un colega nuestro, el Dr. De la O, nuestro compañero Fernández también vino, pero no lo considero un héroe, porque no me considero un héroe yo, ya que por su juventud podía serlo, de la O es un individuo de muchos años y un poco fuera de forma, tuvo que hacer una marcha en condiciones sumamente difíciles.Es decir, en el panorama, este trágico por que hemos pasado, la clase médica ha hecho su aporte beligerante, pudiéramos decir. Yo considero como médico que siempre me han preocupado las cuestiones sociales, que ahora llega el momento de hacer aportes substanciales para cambiar radicalmente los sistemas de salubridad imperantes en Cuba, como en todas las naciones.En este andar que hacía, un poco curioso por todos los países de América, he visto desgraciadamente que una de las cosas que estaban más atrasadas era la sanidad, y es nuestra experiencia de la Sierra Maestra que no hay sanidad.Muchos muchachos me decían a mí en México, que Cuba era algo diferente, que Cuba no era un país como México, donde realmente la sanidad fuera de la Capital es cero, pero yo me he podido dar cuenta de que en muchos lados de Cuba también la sanidad es completamente desconocida, nuestro reducto en la Sierra Maestra en mayor grado que ningún otro lado de Cuba, la falta de toda organización sanitaria, como el analfabetismo que es casi total.La Sierra Maestra es un lugar de Cuba que parecía sacado de Cuba, venido de otro lado, después he visto que en las ciudades y he visto incluso en el campo, en las zonas agrícolas más ricas, que tenían un panorama completamente diferente.Yo creo que lo que hay que hacer ahora en estos días de triunfo y de paz, es prepararse a luchar honestamente y ardientemente para que toda la sanidad cubana dé un paso adelante importante, para llegar rápidamente a poder hacer todos los dispensarios y los servicios en esas zonas y también para modernizar muchos otros.Hemos tenido oportunidad de pasar todavía por centros de investigaciones y por muchos servicios aquí en la capital, pero me doy cuenta que todavía hay mucho que hacer y me tomo el atrevimiento de iniciar la crítica aquí, justamente porque me considero cubano y creo que no sólo tengo el derecho sino el deber de llamar la atención cada vez que encuentre que algo no está bien.Yo creo que ahora es el momento de empezar a pensar seriamente, yo lo estaba comentando hace un momento con los compañeros, el Dr. Del Valle y el Dr. Rodríguez, sobre los nuevos derroteros que tiene que tomar la medicina en Cuba, ya que hemos hecho una revolución que quizás sea absolutamente histórica y marque un nuevo paso en el desarrollo de la lucha de los pueblos de América por su liberación, debemos completarlas también en todas las ramas y llevar valientemente la medicina social y llegar hasta donde sea posible.Desde ya, no voy a sentar pautas, nada más que dar ese toque de atención sobre el punto, porque no tengo ninguna preparación para ello y además, me toca ahora también pedir disculpas por meterme en camisas de once varas y hablar de cosas que no debía tocar, en todo caso yo aquí debía hablar de temas de guerrillas, que sí los conozco bien porque los he aprendido y no de temas médicos, pero como he sido invitado por el Colegio Médico y se me dio la oportunidad de decir estas palabras, pues quería llamar la atención de todos los compañeros sobre este particular.
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Tribuna Médica de Cuba 20/18 Enero-junio de 1959

13 de enero de1959.
La verdad es que no traigo ningún discurso escondido, como el que se aparece con el discursito bajo el brazo, declinando el inmerecido honor de ser designado para hablar por no estar preparado, etc. Yo vine aquí a cumplir con mis deberes un poco olvidados de médico, a presentar mis saludos nada más. Sinceramente estoy un poco desacostumbrado, mejor dicho, estoy totalmente desacostumbrado a ocupar la presidencia o el estrado de una reunión de profesionales y creo que si hubiera seguido mi vida por los cauces de la ciencia nunca hubiera llegado aquí. De modo de que todavía los espadones tienen su beligerancia en América, ya que he podido rápidamente llegar aquí a este estrado y decir algunas palabras.Considero, ya para decir algo, que no hay que maravillarse de ninguna manera que un extranjero o de afuera, como dijo el doctor Velasco, venga a luchar por Cuba, porque precisamente en Cuba vivió Martí, y habló y enseñó Martí, cuya aspiración máxima era hacer de toda América una sola. Yo les confieso que nunca me sentí extranjero, ni en Cuba ni en cualquiera de todos los países que he recorrido, he tenido una vida un poco aventurera. Me he sentido guatemalteco en Guatemala, mexicano en México, peruano en Perú, como me siento hoy cubano en Cuba y naturalmente como me siento argentino aquí y en todos los lados, ese es el estrato de mi personalidad, no puedo olvidar el mate y el asado.Lo único es que yo creo, que ya que estamos aquí podemos hablar de algo más importante todavía, del aporte necesario de la clase médica a nuestra revolución, no de lo que ya daba, lo que ya ha dado es reconocido por todo el mundo, quizás haya sido de todas las profesiones la que más aporte de sangre, más aporte de hombres ha dado a la revolución, no recuerdo ninguna de nuestras columnas que no contara con los servicios de algún médico y a veces con más de un médico.En la marcha de la invasión siempre consideraba que uno de los héroes era un colega nuestro, el Dr. De la O, nuestro compañero Fernández también vino, pero no lo considero un héroe, porque no me considero un héroe yo, ya que por su juventud podía serlo, de la O es un individuo de muchos años y un poco fuera de forma, tuvo que hacer una marcha en condiciones sumamente difíciles.Es decir, en el panorama, este trágico por que hemos pasado, la clase médica ha hecho su aporte beligerante, pudiéramos decir. Yo considero como médico que siempre me han preocupado las cuestiones sociales, que ahora llega el momento de hacer aportes substanciales para cambiar radicalmente los sistemas de salubridad imperantes en Cuba, como en todas las naciones.En este andar que hacía, un poco curioso por todos los países de América, he visto desgraciadamente que una de las cosas que estaban más atrasadas era la sanidad, y es nuestra experiencia de la Sierra Maestra que no hay sanidad.Muchos muchachos me decían a mí en México, que Cuba era algo diferente, que Cuba no era un país como México, donde realmente la sanidad fuera de la Capital es cero, pero yo me he podido dar cuenta de que en muchos lados de Cuba también la sanidad es completamente desconocida, nuestro reducto en la Sierra Maestra en mayor grado que ningún otro lado de Cuba, la falta de toda organización sanitaria, como el analfabetismo que es casi total.La Sierra Maestra es un lugar de Cuba que parecía sacado de Cuba, venido de otro lado, después he visto que en las ciudades y he visto incluso en el campo, en las zonas agrícolas más ricas, que tenían un panorama completamente diferente.Yo creo que lo que hay que hacer ahora en estos días de triunfo y de paz, es prepararse a luchar honestamente y ardientemente para que toda la sanidad cubana dé un paso adelante importante, para llegar rápidamente a poder hacer todos los dispensarios y los servicios en esas zonas y también para modernizar muchos otros.Hemos tenido oportunidad de pasar todavía por centros de investigaciones y por muchos servicios aquí en la capital, pero me doy cuenta que todavía hay mucho que hacer y me tomo el atrevimiento de iniciar la crítica aquí, justamente porque me considero cubano y creo que no sólo tengo el derecho sino el deber de llamar la atención cada vez que encuentre que algo no está bien.Yo creo que ahora es el momento de empezar a pensar seriamente, yo lo estaba comentando hace un momento con los compañeros, el Dr. Del Valle y el Dr. Rodríguez, sobre los nuevos derroteros que tiene que tomar la medicina en Cuba, ya que hemos hecho una revolución que quizás sea absolutamente histórica y marque un nuevo paso en el desarrollo de la lucha de los pueblos de América por su liberación, debemos completarlas también en todas las ramas y llevar valientemente la medicina social y llegar hasta donde sea posible.Desde ya, no voy a sentar pautas, nada más que dar ese toque de atención sobre el punto, porque no tengo ninguna preparación para ello y además, me toca ahora también pedir disculpas por meterme en camisas de once varas y hablar de cosas que no debía tocar, en todo caso yo aquí debía hablar de temas de guerrillas, que sí los conozco bien porque los he aprendido y no de temas médicos, pero como he sido invitado por el Colegio Médico y se me dio la oportunidad de decir estas palabras, pues quería llamar la atención de todos los compañeros sobre este particular.
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Los Cinco